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Libro: Siglo XX Nadie Tuvo La Razón

Síntesis

En alguna parrafada encontrarán que defino esta obra como una "sociografía", realizada desde la óptica de un ciudadano común, a quien le correspondió ser testigo de excepción de hechos claves en el acontecer político, económico y social venezolano.
En su primera parte, el libro aborda todo lo anterior al siglo XX que, en mi opinión, resulta imprescindible conocer para entender un poco mejor esta centuria. Ademas de hechos históricos, incluye algunos análisis sumamente sui generis como La Piñata, El Sueño Grancolombiano, Familias Siglo XX y Espermatosquizoides.
En la segunda parte está la referencia a los gobiernos de Castro, Gómez, López Contreras, Medina, Delgado Chalbaud y Pérez Jiménez. Al igual que en el resto de los capítulos se insertan crónicas, "imaginerías" y hasta primicias, como las que reveló la autopsia del General Jesús María Castro León.
Mas adelante, diseminadas a lo largo del libro, esas primicias incluyen las pistas acerca de ¿dónde está Lady Di?; la relación existente entre la Tragedia de Vargas y la proliferación de pruebas nucleares en las últimas cinco décadas; la inestable cornisa continental sobre la cual se asienta la ciudad de Caracas; y la opción para el rescate de Isla de Aves, nuestro mas importante hito territorial fronterizo.
La tercera parte vislumbra el auge y caida de la generación de los años dorados, los 60´s, y 70´s, de rock, drogas y guerrillas en los sucesivos gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Caldera I y Carlos Andrés I.
La parte cuarta, además de una somera visión de los gobiernos de Luis Herrera, Lusinchi y Carlos Andrés II, incluye crónicas acerca de Luis Piñerúa, Renny Ottolina, el Sacudón Caracazo y las intentonas golpistas, hasta llegar a la pérdida de juicio y destitución de CAP.
La parte quinta, aborda el interinato de Velázquez y el gobierno de Caldera II, con análisis detallado de la debacle financiera del 94 iniciada con la intervención del Banco Latino y aquella campaña electoral en la cual, con participación de Irene Saez, Luis Alfaro Ucero y Enrique Salas Romer, Hugo Chávez Frías resultó electo Presidente.
La parte seis, "por ahora", intenta ser una prospección acerca del gobierno de Chávez.
En la última parte, dando por terminado el tema del libro propiamente dicho, incluyo tres apéndices que considero pueden ser de interés para los lectores que hayan llegado hasta allí.
Por útimo y muy en contra de la opinión de los entendidos en la materia, agrupo al final todas las notas marginales, por considerar: a) que por sí mismas constituyen un solo cuerpo, y; b) que por su extensión distraen al lector y perturban la diagramación.
Tal y como señalo en algún comentario, todos los temas son abordados con cierta irreverencia sin llegar a ninguna forma de irrespeto. El lenguaje, por lo demás bastante cuidado (que no necesariamente pulido), no sacrifica comprensión por purismo e intenta ser tan llano como correcto, en la medida que pueda ser fiel reflejo de la sociedad que describe y de los hechos que le dan vida.
Al revisar la obra en su conjunto, caigo en cuenta que indistintamente escribí tanto en la primera persona del singular como del plural. Creo que se debe a la deformación profesional de tantos años escribiendo por encargo. Ya es demasiado tarde para corregir el posible daño. Ojalá y su peor consecuencia sea tan solo similar a cuando aquellos tres sastres ingleses encabezaron su manifiesto de protesta ante el Rey diciendo: "Nosotros, el pueblo de Londres"
Los comentarios de amigos acerca del "humor" que destilan algunas de estas paginas, me sorprendieron bastante. Revisándole, estimo que acierto a tener, en ocasiones, algunas ocurrencias gráciles. Por lo demás, siempre intento vivir una vida tan pletórica de alegría como las circunstancias lo permitan. Pero hace mucho tiempo conozco la esencia eminentemente cruel del humor, como para intentar valerme de lo que se esconde tras su sonriente fachada.
Intenté organizar una exposición e incorporé cada expresión que consideré de cierto valor en la difícil tarea de mostrar un todo cuyas partes tienen tan disímiles orígenes. Quizás, en la intrincada urdimbre de las variadas "razones de ser" que animan estos cuadros - carboncillos, óleos, pasteles o acuarelas -, este La Razón, claroscuro que podemos a momentos vislumbrar, pero que siempre escapa a nuestra muy limitada visión.

El Autor

Caracas, Febrero del 2001